Conocimientos
Soy médico con acreditaciones en medicina
interna y nefrología (riñones). Recibí mi grado en Física Teórica en
1.987 en la universidad Rutgers. Menciono el grado en caso que algún
lector cuestione mis proezas mentales, pero sé cómo resolver cosas
difíciles. Sé cómo mirar algo a cierta profundidad por varias horas o
días hasta que comprendo el funcionamiento interno de ellas. Eso es lo
que aprendí en la universidad. De hecho, el extenuante ejercicio de
flexibilizar la mente que era parte del currículo de Física hizo que la
escuela de medicina me resultara fácil. Encontré que el estudio del
cuerpo humano, química y biología, eran una comparación bastante
superficial, simple y fácil de comprender.
También pasé 2 años trabajando en un
laboratorio de bioquímica como jefe técnica. Ahí aprendí muchas cosas
que para entonces no creí me podrían servir para mi vida y mi
experiencia en laboratorio ciertamente me sirvió. Encuentro que el
conocimiento de los aspectos técnicos de estudios animales y en cultivos
de células son muy buenas cosas que comprender, en estos días de
debates de vacunas, donde es necesaria la prueba científica y la
evidencia de daño.
Pasé 4 años enseñando medicina interna y
nefrología a estudiantes médicos, residentes y compañeros avanzados en
entrenamiento en el Hospital de la Universidad como asistente de
Profesor. Durante ese tiempo, leer y criticar docenas de artículos de
revistas era parte de mi vida diaria. Basta decir que mis experiencias
pasadas me capacitaron para revisar el problema de las vacunas y para
hacer ciertas determinaciones. Como la mayoría de los médicos, llevé a
cuestas una creencia ciega por muchos años con respecto a que las
vacunas eran necesarias, seguras y efectivas. Como la mayoría de los
médicos nunca levanté una página para buscar alguna otra verdad por mí
misma. Pero a diferencia de la mayoría de los médicos, no tenía interés
en mantener falsos paradigmas y ya no estoy más en deuda con el
gobiernos por cientos de miles de dólares. A diferencia de la mayoría de
los médicos, tengo los medios para sobrevivir con o sin mi licencia
médica porque tengo otra carrera que me sustente en caso de un mal
escenario. No tengo miedo de hablar la verdad completa mientras se
sienta en páginas frente a mí. Miles de páginas de cientos de horas me
han llevado a ver la horrorosa verdad de lo que está siendo hecho a
personas y animales en todo el mundo bajo la falsa simulación de
“salud”.
La Cruda verdad
Tengo una mente sana, sin drogas
farmacéuticas, no llevo diagnósticos médicos y estoy inusualmente en
forma para mis 47 años. Soy felíz y no tengo rencor contra nadie en
particular. Hasta hace 2 años atrás estaba contenta al trabajar como
doctora cuidando a la gente enferma con fallas a los riñones. Hace 2
años atrás, todo cambió. Con varios casos innegables de daños a riñones
asociados a vacunas en gente sana, empecé a buscar más profundamente en
la información que había mantenido anteriormente como hechos y no
merecedora de debate. Comencé a estudiar las vacunas, sus componentes y
la ciencia detrás de las afirmaciones de seguridad y efectividad. A
partir de ahí, una avalancha de verdad me colapsó y ya no volveré a ser
la misma. Nada volverá a ser lo mismo. Enfermedades crónicas
degenerativas, fallas de riñones, enfermedades autoinmunes y autoridades
con poder nunca se verán igual para mí de nuevo. Existen ciertas cosas
que ahora puedo decir con total certeza:
Las vacunas no salvaron a la humanidad y nunca lo harán.
Nunca ha sido probada la seguridad de las vacunas excepto quizás por parámetros de muerte inmediata o algunos efectos adversos específicos dentro de hasta 4 semanas.
La viruela no fue erradicada por las vacunas como muchos médicos dicen en seguida. Ellos dicen eso a partir del condicionamiento en vez de hacerlo por comprensión de la historia o la ciencia.
El virus de la polio no fue responsable por la parálisis en la primera parte del siglo 20. La investigación de la vacuna de la polio, desarrollo, prueba y distribución ha cometido atrocidades sobre primates y sobre la humanidad. Bill Gates no es un humanitario.
Las vacunas son peligrosas y nunca deberían ser inyectadas en nadie por ninguna razón. Ellas no son la respuesta a enfermedades infecciosas. Existen muchas más soluciones sustentables y benévolas en vez de las vacunas.
Las autoridades médicas no deberían tener la última palabra sobre cómo los médicos traten a pacientes individuales en la privacidad de sus propias oficinas y no deberían estar habilitados para ordenar inyecciones dentro de nuestros pacientes de hospitales privados.
La lista sigue, pero con esta
introducción yo desafío a los practicantes de cuidados de salud que
busquen dentro del tópico de las vacunas con una mente abierta, por sí
mismos. Yo les imploro que lean libros y fuentes alternativas de
literatura. Les pido que comprendan que el proceso de revisión de pares
ha censurado la duda inteligente sobre la seguridad de las vacunas y la
ha llevado a la prensa alternativa. Ruego que todos los practicantes de
cuidados de la salud pongan sus egos a un lado y que se preparen para lo
que ocurrirá cuando la verdad sea visible. Ustedes podrían no desear
regresar al trabajo. Podrían no ser capaces de seguir recomendaciones
que son entregadas a ustedes cada vez con mano más pesada. Lo pido por
el bien de la humanidad. Con cada momento que pasa más y más dinero y
poder es entregado a los que están en los poderes, y el resultado final
es un bombardeo de vacunas comenzando a las primeras horas de cada vida
que nace de manera convencional. Las inyecciones se apilan y las nuevas
enfermedades aparecen en corto tiempo a partir de entonces y más cada
día. El grado de enfermedad en tal avanzada sociedad no debería ser
aceptado como normal o sólo como del medio ambiente. Por favor, padres y
practicantes de la salud, hagan su tarea. Las mentes y cuerpos de las
futuras generaciones dependen de ello.
Lea el Informe que también firma la Dra. Humphries, en el Consejo Médico Internacional Sobre la Vacunación.
Fuentes:
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