"He
aqui, un blog que leí en al menos 1 semana, y ya contesta ampliamente
una de las interrogantes que se han presentado en mi vida desde hace mucho tiempo, y fue, ¿Como
los Griegos siendo una cultura tan Rica en costumbres y tradiciones,
cayeron vajo el poder Romano?.
Un
amigo residente de la peninsula Iberica, creo este Blog, " http://greciafrentearoma.blogspot.com " el cual
encontre una de las descripciónes mas detalladas en la internet, donde se relatan de la mano de Historiadores y Escritores Griegos como fue la Ocupación Romana en no mas de 2 siglos.
Desde ya le doy el merito por tan exelente Trabajo".
Sr. Viveros
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Este
blog tiene su origen en las animadas conversaciones, y a veces
acaloradas discusiones, que durante el otoño de 2003 sostuve con
hermanos y familiares en las sobremesas de las comidas sabatinas en casa
de mi madre. Estas discrepancias, que aunque algo lejanas estoy seguro
todos recordamos hoy, eran provocadas por los acontecimientos
internacionales derivados de la segunda Guerra del Golfo y la posterior
intervención estadounidense en Iraq. El final de todas ellas era
generalmente el mismo: ¿Cómo debemos nosotros, los europeos,
enfrentarnos a un poder hegemónico como el estadounidense? Quizás te
extrañe, pero este libro trata, esencialmente, de eso.
En
aquellos agitados días, repasando con cierta indolencia la obra de Tito
Livio, tropecé inopinadamente con un pasaje olvidado, es posible
incluso que no leído anteriormente, que me llamó poderosamente la
atención.
¿Dónde
están, aqueos, aquellas vehementes discusiones en las que casi os
pegabais, cuando en fiestas y reuniones se hablaba de Filipo y los
romanos? Tito Livio, 32. 20
Mira
–me dije–, otros que están como nosotros. Y empecé a rastrear quiénes
eran esos aqueos, que hace más de dos mil años parecían enfrentarse a
las mismas cuestiones y dilemas que los nuestros. Y tirando del hilo fue
presentándose ante mis ojos una institución política de los últimos
tiempos de la Grecia antigua, que debo reconocer que en mi ignorancia no
conocía más que de forma muy somera: la sympoliteia de los aqueos.
La
Liga Aquea fue una federación de ciudades helenas que, a principios del
siglo II antes de Cristo, llegó a extenderse lo suficiente como para
aspirar a convertirse en el marco institucional con el que agrupar la
fragmentada política de la Grecia continental. Se pudo haber creado así
un estado griego unificado y viable, capaz de sobrevivir a los
trastornos provocados por los enfrentamientos entre las grandes
potencias del Mediterráneo antiguo. Esa posibilidad fue especialmente
real si nos detenemos a pensar en que Roma, la gran potencia mundial de
la época, que estaba surgiendo como poder dominante a través de una
sucesión de guerras, se mostró sinceramente interesada en apoyar el
crecimiento y desarrollo de esa federación, para convertirla en un
instrumento con el que asegurar la estabilidad en el mundo griego que
empezaba a controlar.
Si existiera una mente universal, podría hablarnos de un déjà vu.
Como entonces, un foco de alta cultura en decadencia, antes Grecia,
ahora Europa –quizás el mismo sujeto a lo largo de los siglos–, intenta
superar su fragmentación política a través de una confederación, o
federación, o unión, o como queramos llamarla. Y como entonces, la
principal potencia mundial está interesada, o al menos eso parece, en
que esa unión llegue a buen puerto, siempre, claro está, bajo su
supremacía militar y estratégica en la política mundial. La cuestión
clave para nosotros es, evidentemente, cómo enfrentarse a los problemas
que surgen y surgirán en esa situación: ¿Hasta que nivel es aceptable la
hegemonía de una gran potencia? ¿Hasta que punto una confederación,
superior culturalmente, puede manejar esa tutela? ¿Es viable una
completa independencia de Europa frente a EEUU? Es obvio que cualquier
opinión que emitamos ahora sobre estos y otros aspectos de las futuras
relaciones Europa-EEUU no dejan de ser eso, opiniones mejor o peor
fundadas, pero siempre aleatorias ante el porvenir. ¿Debemos por tanto
conformarnos con elucubrar sobre el futuro y esperar simplemente la
sucesión de acontecimientos? Seguramente si, pero...
Los humanistas emplearon mucho una sentencia: “todo lo que se puede hacer, decir o pensar, lo han hecho, dicho o pensado ya los griegos”.
Y en efecto, gran parte de nuestros problemas y cuestiones ya se les
presentaron a los antiguos helenos, que buscaron soluciones a los mismos
con mayor o menor fortuna. De hecho, una parte esencial de nuestra
cultura proviene de las respuestas que los griegos dieron a esas
cuestiones. ¿Podemos entonces buscar respuestas a nuestras incógnitas
actuales en la historia griega? Probablemente no, pero esa historia
tiene una gran ventaja sobre la nuestra: está acabada, tiene un
principio y un fin, y por lo tanto podemos estudiar las consecuencias de
los actos de los griegos, ya que conocemos el final de “la película”.
¿Podemos trasladar esos resultados a nuestros tiempos? No, pero tampoco
está de más ver ese drama histórico desde el principio hasta el final.
Quizás podamos entender en que parte de “la película” estamos nosotros
–en el caso de que podamos decir que estamos en ella–, reconocer las
posibles opciones que se nos abren, y observar los resultados
previsibles de las distintas respuestas que podamos dar a nuestros
dilemas.
Volvamos
al principio. Buscando una historia de la Liga Aquea no encontré en
España ningún texto sobre esa época que me satisficiera. Los que
existen, o están narrados desde el punto de vista romano, o son
demasiado breves para que nos sean útiles. [ Bueno,
ya he encontrado algo bastante bueno, con bibliografía científica y
autoridad académica. Se trata de un artículo de Arminda Lozano,
profesora de la Complutense de Madrid, "El problema de la ciudadanía en los Estados Federales Griegos de época Helenística. El caso de la Confederación aquea, en Repúblicas y ciudadanos: Modelos de participación cívica en el mundo antiguo, Barcelona 2005. A él me remito para la organización interna de la Liga]
Buscando fuera de España encontré tres grandes autores. F.J. Walbank,
el mejor conocedor del historiador griego Polibio, que escribió no sólo
un magnífico comentario de su obra, A Historical Commentary on Polybius, Oxford, 1957-1979, sino monografías sobre dos grandes políticos de esa época: Filipo V, Philip V of Macedon, Cambridge, 1940, y Arato de Sición, Aratos of Sición, Cambridge 1934. La figura de Filopomén es abordada por Errington Philopoemen, Oxford 1969. También es importante J.O.A. Larsen, Greek Federal States,
Oxford, 1968, la obra de referencia sobre las ligas griegas. La
historia de la Liga Aquea en particular está recogida en la obra de
Aymard Les Assemblées de la conf. ach. (1938). Hay abundante bibliografía y discusión de teorías y fuentes en la obra de E. Will, Historie politique du monde hellénistique,
Nancy, 1979-1981. Pero bueno, por decirlo suavemente, soy muy malo con
los idiomas. Sólo me queda enfrentarme a las fuentes históricas de la
época, de las que hay buenas traducciones castellanas, y construir mi
propia historia.
Para
estudiar el devenir de la Liga aquea hay tres autores antiguos
esenciales. La fuente principal es Polibio de Megalópolis. Su valor es
precioso, por cuanto que se trata de un líder político griego del siglo
II antes de Cristo, contemporáneo y testigo directo de los
acontecimientos, puesto que era el hijo de uno de los líderes de la
federación, Licortas, y ejerció altos cargos dentro de la estructura
federal aquea. Enviado como rehén a Roma en 167 antes de Cristo, comenzó
a escribir una historia de su época desde la Primera Guerra Púnica, de
enorme valor para nosotros. Desgraciadamente gran parte de su obra se ha
perdido. Tenemos casi completos los libros referidos al periodo hasta
218 antes de Cristo, pero su información se va diluyendo a partir de esa
fecha, quedando sólo fragmentos, escasos pero esenciales. Polibio es la
fuente más fiable no sólo por su cercanía, sino por su espíritu,
imparcial y objetivo. En ocasiones se nota su origen aqueo, como por
ejemplo en el tratamiento que da a otros estados enemigos de la Liga,
pero su permanencia forzada en Roma durante muchos años le hizo ver
muchas cosas desde un punto de vista más universal.
Un
valor sólo algo menor tiene la segunda gran fuente, la monumental
Historia de Roma de Tito Livio, historiador de época augustea. Presenta
la ventaja de que conserva una narración continua de los acontecimientos
entre 220 y 168 antes de Cristo y que utilizó la obra de Polibio como
fuente de información fundamental. Ahora bien, su obra se centra en
problemas romanos, tratando sólo los griegos cuando se cruzan con los de
Roma, y se corta de forma abrupta en 168 antes de Cristo. Tiende a ser
mucho más parcial que Polibio, pero al emplearlo como fuente principal
para su propia narración la objetividad del autor griego es trasmitida
al latino.
La
tercera gran fuente es Plutarco. Autor griego de la época de Trajano y
Adriano, escribió biografías de varios de los personajes del periodo que
tratamos. Las biografías que más nos interesan son la de Arato de
Sición, las de Agis y Cleómenes, la de Filopemén de Megalópolis, la de
Tito Flamino, la de Paulo Emilio, y en menor medida, la de Marco Catón.
Desgraciadamente parte de sus comentarios son sobre asuntos anecdóticos,
entretenidos pero de valor histórico limitado, aunque es bastante
cuidadoso al trasmitir noticias y citas de otros autores más antiguos.
En cualquier caso, permite ampliar nuestros datos y cubrir algunas
lagunas.
El
resultado es que, uniendo las noticias de los tres, y añadiendo datos
de otros autores menores, sobre todo Pausanías, esencial para conocer el
final de la Liga Aquea, podemos hilar una historia continua, centrada
en las tres grandes figuras del final de la Historia griega, Arato de
Sición, Filopemén de Megalópolis y Polibio de Megalópolis, a veces de
forma más densa, a veces menos. He intentado reconstruir siempre el
punto de vista de un ciudadano griego interesado en la política. Veremos
al principio, por tanto, cómo a partir de la inestabilidad del mundo
griego después de Alejandro Magno –el gran personaje de la Historia
Antigua–, surge, en distintas partes de Grecia, el espíritu federal.
Cómo la Liga Aquea, –una prefiguración a pequeña escala de los ideales
que hoy empujan la formación de la identidad europea–, se fue
convirtiendo, a través de diversas vicisitudes, en la más importante de
las confederaciones griegas. Y por último, cómo la República Romana,
–cuyo crecimiento al status de gran potencia es un obvio paralelo de la
evolución todavía inacabada de la República Estadounidense en nuestros
días– va asomando e interviniendo, cada vez con más cercanía, en los
asuntos griegos, hasta llegar a la crisis final. He sacrificado
precisiones terminológicas, cronológicas y geográficas, que pienso
harían más prolija la narración y que todavía están sujetas a discusión.
En fin, las fechas son todas de antes de Cristo, excepto si se
especifica en contrario. A ver cómo sale.
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