Sobre el régimen de la complexión equilibrada en la primavera
Hay
que tener en cuenta que estas indicaciones revisten un carácter
general, por lo cual pueden aplicarse a todas las complexiones, si bien
los regímenes específicos contienen otras prescripciones tendentes a
contrarrestar las desviaciones que se presenten en uno u otro sentido.
Cuando
el cuerpo se halla equilibrado y la estación también está en
equilibrio, existe entre ambos una analogía e idoneidad que hacen que el
fin deseado se alcance sin esfuerzo y sin alteración en cuanto a la
cantidad.
Como
es conocido ya, lo primero a tener en cuenta es la situación del aire
que se respira y en el que está inmerso el cuerpo, que habrá de ser lo
más puro y suave posible, siempre en movimiento, bajo un viento suave y
aromatizado con frecuencia con almizcle e incienso. Lo contrario
producirá tristeza. No descuidar una cuestión: los lugares estrechos,
con malezas y zonas de desecho próximas son dañinos y están totalmente
contraindicados. Si el aire no posee las cualidades deseadas, se
compensa con lo opuesto, abriendo por un lado y cerrando por otro,
refrescando o calentando según convenga y buscando zonas despejadas.
Así
pues, para las reuniones conviene elegir habitaciones con el aire
equilibrado, amplias y bien orientadas para que no les alcance el soplo
insalubre del sur ni el frío del norte con su cortejo de resfriados y
catarros. En caso de humedad excesiva se aconseja elevar tarimas de
madera o utilizar las partes altas de la casa. En caso contrario se
rociará agua hasta que el polvo se disperse.
Dado
que nuestro fin es conservar la complexión equilibrada, el alimento
será de preferencia ligero, que origine excelente quimo y se transforme
rápidamente en sangre. Tales características las poseen el jugo de la
carne, la yema de huevo y el pan de flor de harina, bien amasado y
cocido. Son equilibradas las carnes de gallina, cabrito y ternera
lechal, las cuales admiten múltiples preparaciones, tanto asadas como
cocidas, adobadas con vinagre, aunque evitando el exceso de grasa y
picantes.
Son
muy recomendables las gachas de cebada y avena, por la mañana, ya que
contribuyen a purificar los órganos de la digestión. El mismo efecto
manifiestan los dulces elaborados con miel y almendras y los zumos de
ácidos en general: lima, limón y granada amarga.
A
medida que se aproxime el verano se tenderá hacia su régimen,
refrescando las carnes cocidas con hortalizas frescas -lechuga,
calabaza- y acidulándolas con vinagre. Si es mayor la proximidad al
invierno se buscará calentar los alimentos con especias equilibradas y
verduras caloríferas -zanahorias, nabos-. Son también alimentos
excelentes la flor de harina, los higos, el melón y el salvado.
En
la primavera se reactivan los humores, se desborda la existencia y todo
se pone en movimiento, circunstancias todas que obligan a reducir la
ingestión de alimento y a secar el cuerpo, prescindiendo de ciertas
carnes y bebidas. Es de mencionar que tal conveniencia la observa el
ayuno cristiano al prescindir de la carne durante cuarenta días en la
primavera.
El
agua siempre será la mejor bebida, más o menos enfriada según el punto
de la estación, eligiéndola ligera y de sabor dulce. También son buenas
las infusiones de hierbas equilibradas, las cuajadas, la cerveza sin
alcohol y los jarabes de jalapa, rosa y limón junto con el oximiel, cuya
proporción de vinagre se aumentará a medida que aumente la temperatura.
El baño debe ser equilibrado, con tendencia a refrescar tanto por parte del agua como del aire.
Conviene
utilizar tejidos o géneros intermedios entre la frialdad y suavidad del
lino o la calidez y los pliegues del algodón, así como la lana fina, el
pelo de cabra y la piel.
Se
practicará el coito normalmente, seleccionando los momentos de mayor
equilibrio, cuando se haya hecho la digestión y el deseo sea patente;
dejar a un lado la porfía y esperar a que llegue el deseo. Esto es lo
equilibrado y entonces el acto se realiza logrando la plena satisfacción
y la exigencia cumplida y esto es lo perfecto.
Y
causas de amor y de dicha son que el hombre satisfaga la necesidad de
la mujer más que la suya, para evitar el fracaso y la desilusión y traer
la alegría y la consideración de lo bueno.
Se
buscará el término medio entre el sueño y la vigilia; un sueño largo,
de noche, seguido de cierta vigilia excitante -el frescor y placer del
amanecer- que luego calma.
En
cuanto al deporte, andar y montar si es posible, además de la lucha, la
esgrima y otros juegos según la facilidad y la costumbre.
Un
ejercicio excelente para los órganos de la articulación y de la
respiración es la lectura a media voz. Para los ojos se recomienda
contemplar los colores verdes, las aguas y las lecturas con líneas
proporcionadas. Para los oídos, las melodías y sonidos elevados, a medio
camino entre los acordes graves y agudos. Para el espíritu, participar
en tertulias con personas ingeniosas, artesanos o técnicos de carácter
ecuánime, capaces de mantener conversaciones sobre temas relacionados
con la Ley y las Ciencias divinas, sin referirse a cuestiones enojosas o
tristes. Se recitarán alabanzas, sufismos y poesías, eludiendo las
diversiones excitantes, la alegría excesiva y el cansancio.
Sobre el régimen de la complexión sanguínea en la primavera
El
aire cálido genera alteraciones en jugos y humedades, y así sucede
también en la sangre , ya lo dice el refrán. Para compensarlas se
buscarán los aires puros, frescos y suaves, resguardándose de los soplos
del sur y del poniente.
En
particular se debe prescindir de la carne, tomándola solamente seca y
en poca cantidad, puesto que las enfermedades tienden a aumentar mucho
en estas condiciones.
Se
refrescarán con hortalizas y frutos agrios como limones, limas,
granadas y frutos verdes con acompañamiento de endivia, lechuga,
achicoria, calabaza y pepino, condimentados con limón, vinagre de
granada y lentejas.
La
bebida enfriada con hielo, pues a esta constitución, a causa de su
robustez, le viene el hielo mejor que a ninguna otra. Evitar el agua con
apariencia turbia y mezclarla con gotas de vinagre. Se recomienda el
agua de rosas, las tisanas de cebada y oximiel y el zumo de limón o
granada con azúcar por la mañana temprano. Para retener el vómito, si
hay necesidad de ello, está indicada la pulpa de membrillo y otras
frutas, mientras se desaconsejan los dulces y lo elaborado con mucha
miel o azúcar.
Resultan
excelentes los cohombros y los melones por su especial característica
de permanencia en el estómago, así como las ciruelas negras, las
acerolas, los membrillos y las manzanas.
Se recordará siempre que el régimen aumentará o disminuirá según la estación esté en su medio o en sus extremos.
En
cuanto a los deportes será bueno efectuarlos al amanecer, en zonas
frescas, siendo lo más adecuado para esta complexión caminar y realizar
ejercicios hasta que el sudor corra por la piel, con la finalidad de
vaciar los vapores condensados.
Esta
complexión es la más adecuada para practicar el coito, haciéndolo en
momentos equilibrados y cuando exista el deseo de modo natural.
Se
buscará más la vigilia que el sueño, procurando distraerse con
reflexiones. No se aconsejan los baños prolongados desde ningún punto de
vista, pero sí lavarse con agua fría porque fortalece y vigoriza,
calmando la congestión de vapores. Se inhalarán de preferencia aromas de
rosas, violetas y mirtos.
Los mejores vestidos son los confeccionados con lino, seda y telas refinadas dobles o ligeras.
Evitar la contemplación de rojos y amarillos, fijándose en los verdes intensos, blancos, negros y flores de diversos colores.
Respecto
a las distracciones vendrá bien escuchar sermones que inciten al temor,
además de poesías y relatos que conmuevan al llanto. También
beneficiarán al espíritu las charlas con personas solemnes y graves,
alejadas de diversiones y juegos, buscando la compañía de artesanos que
trabajan las pieles.
Sobre el régimen de la complexión biliar amarilla en la primavera
Recordemos
que esta complexión es seca, de modo que tal complexión queda
compensada por la humedad de la estación. El aire se buscará puro y
fresco, mejor si domina el soplo del norte y los vientos fríos, y aún
mejor si circulan por jardines en los que germinan flores suaves y por
prados húmedos.
Se
pueden comer carnes que refresquen y humecten como de cordero, de
cabrito o de polluelos condimentados con verduras frescas y aciduladas
con agrios y con guarnición de frutas ácidas como manzanas, membrillos y
ciruelas.
También pueden tomarse con beneficio la leche cuajada, la leche desnatada y el pescado fresco.
Por
otro lado se pueden sustituir las carnes por platos elaborados con
lechuga, endivia, sopa de lentejas, cebada cocida con agrios y caldos
simples de pollo con lima y ácido de granada.
En
cualquier caso conviene reducir la cantidad de alimentos y de dulces y,
si se encuentra necesario, limitarse a tomar cosas ligeras como caldos,
tisanas y sopas. Si apetece algo más pesado, viene bien la carne de
vacuno, las vísceras de vaca y cordero, el queso fresco, los pescados
frescos, los fideos, los macarrones, las carnes picadas, los platos de
trigo cocido y todo alimento que se pueda tragar sin masticar.
Agua
de excelente calidad y frescor natural es lo mejor para beber,
tomándola antes de comer o después de haber hecho la digestión. También
se puede beber la leche ácida o el suero y la cerveza sin alcohol.
Es
más aconsejable prescindir de las frutas tiernas y húmedas y de los
dulces, pero si se toman y resultan difíciles de digerir, se beberá agua
helada, ácido de granada y oximiel. Las frutas que se recomiendan son
el pepino, el melón, las ciruelas, las peras, las manzanas y los
membrillos.
En
ayunas, por la mañana, resultan excelentes los jarabes aromáticos como
el oximiel, el oximiel de lima, el jarabe de acedera y achicoria.
El
exceso de calidez puede incitar a dormir, lo que se hará toda la noche y
parte del día en lugares bien ventilados e incitando el sueño con
masajes en las extremidades.
En
cuanto al deporte se recomienda la navegación por mares y ríos, así
como la natación para eliminar el engrosamiento y los catarros, y los
paseos por lugares aireados y frescos.
El
coito también se puede practicar libremente si escasea la humedad y hay
mucha calidez, buscando no obstante los momentos apropiados, seguidos
de reposo y sueño.
Los baños con agua dulce y fría resultan beneficiosos siempre que no haya exceso.
Se
aconsejan las inhalaciones de flores refrescantes como rosas o violetas
o sus aguas correspondientes; los perfumes de violeta y sándalo.
Para los vestidos, las telas de algodón, de algodón y lino y de algodón y seda son las mejores.
Se
procurará el encuentro con gentes cultas y liberales, de carácter
apacible y poco propensas a las discusiones, que mantengan
conversaciones sobre amores, anécdotas, ganancias e hijos
sobresalientes. Para el oído se recomiendan los cantos suaves y
rítmicos, alternados con recitaciones de plegarias y poesías amorosas.
Es beneficiosa la contemplación del rocío, de ríos y vegetales. Por otro
lado tendrá beneficio la compañía de artesanos que hagan su labor
haciendo escaso movimiento.
Este es un régimen que resulta apropiado tanto en los extremos como en medio de la estación.
Sobre el régimen de la complexión biliar negra en la primavera
Aquí las cualidades quedan compensadas por contraposición.
Se buscará el aire equilibrado, situándose en zonas en las que soplen vientos suaves.
Como
alimento convienen las carnes equilibradas, de crías de cordero,
cabrito y polluelo, así como las comidas fáciles de tragar, tal el arroz
con leche. Será bueno calentar las carnes con cebollas o refrescarlas
con lechuga, según convenga.
Como
bebida lo más adecuado es el agua equilibrada en frialdad y cantidad,
así como los jarabes equilibrados como el de jalapa, azufaifa y lengua
de buey o consuelda.
Constituye
un excelente aperitivo el alfenique, que es un dulce hecho a base de
azúcar y almendras dulces, y las pasas cocidas con miel.
En
lo referente al deporte, el sueño, el baño y el coito, en todos los
casos deberán ser en justa proporción, observando tanto la situación de
la estación --en su apogeo o en sus extremos - y de la complexión.
Los
mejores vestidos son los elaborados con telas suaves de lino, seda y
muselina. Los mejores perfumes: el agua de rosas, el ámbar, el aceite de
almendras con algalias, el almizcle y aguas de otras flores
equilibradas.
Se
aconseja contemplar aguas, flores de muchos colores y el color blanco.
Para el oído y el espíritu conviene escuchar sonidos acordes de rabel,
cítara y tambores, frecuentar tertulias en las que se comenten temas
literarios e históricos y permanecer en la compañía de diseñadores,
sastres y otros artesanos que ejerzan oficios nobles.
Sobre el régimen de la complexión flemática en la primavera
En
ella se compensa la frialdad con la calidez de la estación, empero
puede haber un exceso de humedad, razón por la cual es conveniente que
el aire se mueva para buscar una mayor desecación.
Resulta
apropiado todo alimento seco, asado, frito o tostado con salmuera y
substancias pungentes como hinojo, nabos o zanahorias; también vendrán
bien las especias y los colorantes. Sin embargo, se desaconsejan los
caldos y alimentos fáciles de digerir.
Como
es habitual para todos los regímenes, el agua, ligeramente endulzada si
se desea y el oximiel son las mejores bebidas. Por otra parte
resultarán medicinales los jarabes de cantueso y almáciga.
Se recomiendan los frutos secos como pasas, avellanas, castañas y similares.
Se
practicará el deporte de forma abundante en momentos equilibrados del
día, con intensidad, hasta que los miembros enrojezcan y se vean
favorecidos, paseando, lanzando, con diversos juegos y luchas.
Esta
estación es asimismo más idónea para la practica del coito que las
secas, sobre todo si se efectúa de forma moderada en lugares
atemperados.
Respecto al baño se recomienda si no se prolonga demasiado, así como los baños de sol.
Los
mejores vestidos son los confeccionados con telas que calienten y
sequen como lana, algodón y géneros entremezclados con seda.
Son
numerosos los perfumes e inhalaciones de efecto beneficioso: de naranja
ácida, lirio, jazmín y alhelí, de malvavisco y menta, de serpol y
albahaca. También los perfumes de almizcle, ámbar, madera india y
similares.
Para
la contemplación son apropiadas las flores de colores, los verdes y los
amarillos. Para el intelecto y el espíritu están indicadas las
conversaciones sobre argumentaciones intelectuales y temas educativos,
la audición de melodías con tendencia a fuerte, de poesías en metro
heróico, de temas de vanagloria y valentía, además de las tertulias con
comerciantes, escultores y artesanos que trabajan con metales.
Conclusiones
Con
estas apreciaciones acerca de la primavera hemos concluido nuestra
pequeña incursión en la obra de Muhammad ibn al-Jatib, médico,
historiador y visir de Granada al que los azares de la política llevaron
hasta la ciudad marroquí de Fez, donde murió ejecutado el año 1374,
tras exiliarse junto a Abu ´Abdallah (Muhammad V), hijo de Yusuf I. En
dos ocasiones fue su visir y en dos ocasiones también le acompañó en su
destierro.
El
excesivo celo de Jiménez de Cisneros le llevó a quemar en una pira
pública miles de volúmenes de religión, sin embargo, tal vez alguien le
aconsejó mejor o su codicia se agudizó y se llevó todos los libros de
medicina y demás disciplinas científicas a su biblioteca de Alcalá.
Nota
Abdallah b. al-Jatib: “Kitab al-wusul li-hifz al-sihha fi-l-fusul” o “Libro de Higiene”
Edición de Mª de la Concepción Vázquez de Benito. Universidad de Salamanca , 1984.
Edición de Mª de la Concepción Vázquez de Benito. Universidad de Salamanca , 1984.
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