El Terreno del Cancer
Puede usted estar absolutamente seguro de que hay terrenos abonados para
desarrollar cáncer. La presencia de un tumor mailgno no es el resultado
de una lotería. Hacen falta un cierto número de infortunadas
circunstancias para que pueda desarrollarse. Puede ser que no las
conozcamos todas pero sí podemos sospechar, con bastante fundamento, de
un número nada despreciable de ellas. Conocerlas supone sentar las bases
de una prevención coherente y eficaz. ¡No tema al cáncer! Simplemente
evítelo.
En ocasiones el cáncer es el resultado de largos años de errores básicos y un maltrato más o menos inconsciente al organismo por omisión o ignorancia. Otras veces el terreno canceroso se transmite de padres a hijos debido a hábitos inadecuados. Pero que nadie se sienta culpable... eso sería una actitud errónea y perniciosa. Sólo enfatizo que el cáncer se puede prevenir eficazmente. Y, aunque puedan escapársenos algunos parámetros imposibles, por ahora, de definir científicamente, creo haber reunido en este capítulo una buena cantidad de los que considero más relevantes y susceptibles de ser modificados.
Estúdielos atentamente. Verá que de la misma forma que un jardinero prepara el terreno para obtener las mejores plantas usted puede preparar su terreno para permanecer sano y no desarrollar un cáncer.
Si a usted le han diagnosticado algún tipo de cáncer deberá también, como es lógico, modificar su terreno para sanearlo y ponerlo a punto para afrontar el reto de la vida. Ese ha de ser su objetivo desde ahora mismo. Este libro será su guía. ¡No tema al cáncer, confíe en la fuerza de la naturaleza que se expresa en su cuerpo! Todo su organismo desea vivir... ¡Proporciónele un buen terreno!
Vea ahora un resumen de las condiciones que favorecen el desarrollo del cáncer:
1.- El miedo. El peor enemigo de su cuerpo no es un agente químico identificable en un laboratorio. Su peor enemigo es el miedo y las emociones negativas asociadas (pesimismo, angustia, desesperación, pensamientos negativos obsesivos...). Todo esto, que parece tan inmaterial, arruina sus defensas y todo su organismo. Es fácil demostrarlo y se ha hecho numerosas veces. Pero basta pensar en cualquier emoción negativa cotidiana y observar las modificaciones que se producen en el organismo. Por ejemplo, piense en alguna ocasión en que haya hecho el ridículo en público. Su corazón se acelera, algunos vasos sanguineos se contraen y otros se dilatan modificándose la circulación de la sangre, aumenta la adrenalina (lo que a su vez modifica el metabolismo de la glucosa y muchas más cosas). Eso es una situación puntual. Pero piense en una persona que durante toda su vida sienta que está haciendo el ridículo. Esas alteraciones tenderán a ser crónicas. Su vida orgánica transita por los carriles que diseñan sus emociones.
Cuando comience usted a aplicar las ideas expuestas en la tercera parte de esta obra estará empezando a provocar los cambios positivos más radicales para recuperar su salud. Comprendo que no pueda dominar sus emociones y pensamientos pero esto es un reto que usted puede superar. Sin embargo, no le estoy diciendo que deba disimular sus estados interiores. Vea, a continuación, cual es el enemigo número dos.
2.- Una personalidad que enmascara sus emociones. Si necesita mostrar ante los demás una cara complaciente, serena o resignada mientras en su interior se cuece vivo... no está haciendo nada bueno para sí mismo. Nadie debería decir sí cuando quiere decir no. Nadie debería resignarse con lo que considera injusto. Vale más un momento de ira (dentro de lo razonable, claro) que cincuenta años de resentimientos. Aprenda a mostrarse tal como es, respete a los demás pero no adopte la actitud de víctima o mártir. En suma, toda su vida debiera estar regida por su comprensión y no por su represión. Cuantas más máscaras se quite más lejos se hallará del cáncer.
3.- Pérdida de objetivos transcendentes en la vida. Cada cual entenderá por transcendente lo que quiera. Pero todos necesitamos hacer algo útil y que nos produzca el "sabor interior" de la íntima satisfacción. Cuando la vida deja de tener sentido para nosotros también deja de tener sentido para las células de nuestro cuerpo. Siempre me he preguntado por qué las personas con esquizofrenia son casi inmunes al cáncer. Se me ocurre que porque dentro de su mundo distorsionado siempre tienen algo "importante" que hacer, aunque sólo sea salvar al mundo.
4.- Trauma psíquico o emocional insufrible o imposible de "digerir". En la biografía de toda persona con cáncer suele encontrarse (no he visto excepciones en ningún caso mayor de catorce años) un episodio traumático, bien sea una pérdida irreparable muy sentida o algún acontecimiento que le afectó sobremanera. La máscara del disimulo hace que a muchos les sea difícil reconocer la dolorosa huella que quedó grabada en su interior. Pero es misión primordial de cualquiera que tenga un tumor examinar su vida y "digerir" todo lo que no ha sido correctamente asimilado. Naturalmente le mostraré algunas ideas para hacerlo.
5.- Contaminación electromagnética. Para mi está fuera de toda duda la influencia negativa de los campos electromagnéticos de baja frecuencia. Por eso dedico un capítulo entero a este asunto (capítulo 23).
6.- Influencias telúricas negativas. Tema desarrollado en el capítulo 22.
7.- Contacto muy frecuente con agentes cancerígenos. Fumar, comer alimentos desnaturalizados, determinados aditivos químicos, recibir dosis de radiación altas o repetidas, tomar el sol excesivamente sin la adecuada protección... Hay miles de situaciones y sustancias sospechosas de favorecer la aparición del cáncer. Sobre todo ¡no se obsesione! Simplemente use la inteligencia y el sentido común. Evite, por ejemplo, realizarse radiografías que no sean estrictamente necesarias, no juego con su cuerpo siguiendo la moda de la piel más bronceada, coma alimentos sanos y naturales (elija alimentos ecológicos y no acumulará restos de sustancias altamente perniciosas en su organismo), no ingiera por costumbre alimentos excesivamente calientes, no abuse de la sal, deje de fumar. Personalmente recomiendo a todo el mundo que complemente su dieta con un buen complejo multivitamínico y mineral.
8.- Alimentación incorrecta. La falta de fibra en la dieta se asocia con cáncer de colon (en realidad el problema es el estreñimiento), frutas y verduras (cultivo ecológico preferentemente) son auténticas guardianas de su salud. En general, aunque se quiera pensar lo contrario, la alimentación es cualitativamente deficiente en la mayoría de los países desarrollados. Si nuestro cuerpo recibe todo lo que necesita tenderá a funcionar correctamente. Siempre y cuando la psiquis se lo permita.
9.- Deficiente oxigenación. No me cabe duda que es ésta una causa principal de lesión tisular. Respiramos poco y mal, hacemos poco ejercicio, en consecuencia nuestros tejidos reciben poco oxígeno durante muchos años. Hablo de pequeñas deficiencias sostenidas en el tiempo, por supuesto. Las células cancerosas son especialistas en desarrollarse en medios con poco oxígeno. En realidad no suelen necesitar oxígeno para nada. Sin embargo todas las células normales de nuestro cuerpo tienen un metabolismo aeróbico (necesitan el oxígeno para producir energía). Un mal aporte crónico de oxígeno a los tejidos (por niveles de oxígeno bajos o deficiencia en su transporte y distribución) puede favorecer la aparición de alguna célula capaz de un metabolismo anaeróbico (sin oxígeno) y, como esto no es normal en nuestro cuerpo, perderá contacto con el orden establecido. Puede parecer una manera ingenua de explicar la génesis de un cáncer pero no me cabe duda acerca del papel de la hipoxia tisular crónica (mal suministro de oxígeno a un tejido) en el cáncer.
10.- Una mala relación sodio-potasio. El exceso de sodio en nuestra dieta (la sal común es la principal responsable) es lo que suele determinar un deficiente balance sodio-potasio. El sodio, normalmente, debe encontrarse en mayor proporción en el medio extracelular mientras que el potasio se ubica, preferentemente, en el interior de las células. El aumento de sodio en el interior de las células conlleva una excesiva absorción de agua por parte de éstas. Las células con exceso de sodio retienen agua y se "balonizan", o sea, se deforman. Esta deformación celular puede determinar un déficit funcional. Las células inchadas por el exceso de agua retenido en su citoplasma tienen más probabilidades de alterarse lo suficiente como para no responder al orden general del cuerpo. De esta manera es más fácil que sufran esa "locura celular" que llamamos cáncer.
Afortunadamente es muy fácil evitar este desequilibrio. Basta con no excedernos en el consumo de sal (piense que hay muchos alimentos con gran cantidad de sodio aunque no se les añada sal) y hacer predominar en nuestra dieta alimentos que proporcionen buenas cantidades de potasio.
[Aquí hay un artículo muy práctico sobre el equilibrio sodio-potasio].
11.- Exceso de ácidos en el medio extracelular. Demasiados alimentos ácido-reactivos (carne, pescado, cereales...), pocos alimentos alcalino-reactivos (verduras, frutas...), pobre oxigenación, vida sedentaria, beber poca agua, estrés y emociones negativas son las principales causas que provocan una excesiva proliferación de ácidos en el medio extracelular.
En esas condiciones las células de los tejidos hacen pasar los ácidos a su interior para tratar de neutralizarlos. En este proceso han de expulsar, necesariamente, al exterior preciosas moléculas de potasio.
Si no se corrige la situación el exceso ácido las perjudica produciéndoles lesiones irreversibles. El desequilibrio del potasio intracelular cierra el círculo (véase el punto anterior).
[Aquí hay un práctico artículo sobre el equilibrio ácido-alcalino].
Así llegamos a una situación bioquímica que favorece el desarrollo del cáncer.
En ocasiones el cáncer es el resultado de largos años de errores básicos y un maltrato más o menos inconsciente al organismo por omisión o ignorancia. Otras veces el terreno canceroso se transmite de padres a hijos debido a hábitos inadecuados. Pero que nadie se sienta culpable... eso sería una actitud errónea y perniciosa. Sólo enfatizo que el cáncer se puede prevenir eficazmente. Y, aunque puedan escapársenos algunos parámetros imposibles, por ahora, de definir científicamente, creo haber reunido en este capítulo una buena cantidad de los que considero más relevantes y susceptibles de ser modificados.
Estúdielos atentamente. Verá que de la misma forma que un jardinero prepara el terreno para obtener las mejores plantas usted puede preparar su terreno para permanecer sano y no desarrollar un cáncer.
Si a usted le han diagnosticado algún tipo de cáncer deberá también, como es lógico, modificar su terreno para sanearlo y ponerlo a punto para afrontar el reto de la vida. Ese ha de ser su objetivo desde ahora mismo. Este libro será su guía. ¡No tema al cáncer, confíe en la fuerza de la naturaleza que se expresa en su cuerpo! Todo su organismo desea vivir... ¡Proporciónele un buen terreno!
Vea ahora un resumen de las condiciones que favorecen el desarrollo del cáncer:
1.- El miedo. El peor enemigo de su cuerpo no es un agente químico identificable en un laboratorio. Su peor enemigo es el miedo y las emociones negativas asociadas (pesimismo, angustia, desesperación, pensamientos negativos obsesivos...). Todo esto, que parece tan inmaterial, arruina sus defensas y todo su organismo. Es fácil demostrarlo y se ha hecho numerosas veces. Pero basta pensar en cualquier emoción negativa cotidiana y observar las modificaciones que se producen en el organismo. Por ejemplo, piense en alguna ocasión en que haya hecho el ridículo en público. Su corazón se acelera, algunos vasos sanguineos se contraen y otros se dilatan modificándose la circulación de la sangre, aumenta la adrenalina (lo que a su vez modifica el metabolismo de la glucosa y muchas más cosas). Eso es una situación puntual. Pero piense en una persona que durante toda su vida sienta que está haciendo el ridículo. Esas alteraciones tenderán a ser crónicas. Su vida orgánica transita por los carriles que diseñan sus emociones.
Cuando comience usted a aplicar las ideas expuestas en la tercera parte de esta obra estará empezando a provocar los cambios positivos más radicales para recuperar su salud. Comprendo que no pueda dominar sus emociones y pensamientos pero esto es un reto que usted puede superar. Sin embargo, no le estoy diciendo que deba disimular sus estados interiores. Vea, a continuación, cual es el enemigo número dos.
2.- Una personalidad que enmascara sus emociones. Si necesita mostrar ante los demás una cara complaciente, serena o resignada mientras en su interior se cuece vivo... no está haciendo nada bueno para sí mismo. Nadie debería decir sí cuando quiere decir no. Nadie debería resignarse con lo que considera injusto. Vale más un momento de ira (dentro de lo razonable, claro) que cincuenta años de resentimientos. Aprenda a mostrarse tal como es, respete a los demás pero no adopte la actitud de víctima o mártir. En suma, toda su vida debiera estar regida por su comprensión y no por su represión. Cuantas más máscaras se quite más lejos se hallará del cáncer.
3.- Pérdida de objetivos transcendentes en la vida. Cada cual entenderá por transcendente lo que quiera. Pero todos necesitamos hacer algo útil y que nos produzca el "sabor interior" de la íntima satisfacción. Cuando la vida deja de tener sentido para nosotros también deja de tener sentido para las células de nuestro cuerpo. Siempre me he preguntado por qué las personas con esquizofrenia son casi inmunes al cáncer. Se me ocurre que porque dentro de su mundo distorsionado siempre tienen algo "importante" que hacer, aunque sólo sea salvar al mundo.
4.- Trauma psíquico o emocional insufrible o imposible de "digerir". En la biografía de toda persona con cáncer suele encontrarse (no he visto excepciones en ningún caso mayor de catorce años) un episodio traumático, bien sea una pérdida irreparable muy sentida o algún acontecimiento que le afectó sobremanera. La máscara del disimulo hace que a muchos les sea difícil reconocer la dolorosa huella que quedó grabada en su interior. Pero es misión primordial de cualquiera que tenga un tumor examinar su vida y "digerir" todo lo que no ha sido correctamente asimilado. Naturalmente le mostraré algunas ideas para hacerlo.
5.- Contaminación electromagnética. Para mi está fuera de toda duda la influencia negativa de los campos electromagnéticos de baja frecuencia. Por eso dedico un capítulo entero a este asunto (capítulo 23).
6.- Influencias telúricas negativas. Tema desarrollado en el capítulo 22.
7.- Contacto muy frecuente con agentes cancerígenos. Fumar, comer alimentos desnaturalizados, determinados aditivos químicos, recibir dosis de radiación altas o repetidas, tomar el sol excesivamente sin la adecuada protección... Hay miles de situaciones y sustancias sospechosas de favorecer la aparición del cáncer. Sobre todo ¡no se obsesione! Simplemente use la inteligencia y el sentido común. Evite, por ejemplo, realizarse radiografías que no sean estrictamente necesarias, no juego con su cuerpo siguiendo la moda de la piel más bronceada, coma alimentos sanos y naturales (elija alimentos ecológicos y no acumulará restos de sustancias altamente perniciosas en su organismo), no ingiera por costumbre alimentos excesivamente calientes, no abuse de la sal, deje de fumar. Personalmente recomiendo a todo el mundo que complemente su dieta con un buen complejo multivitamínico y mineral.
8.- Alimentación incorrecta. La falta de fibra en la dieta se asocia con cáncer de colon (en realidad el problema es el estreñimiento), frutas y verduras (cultivo ecológico preferentemente) son auténticas guardianas de su salud. En general, aunque se quiera pensar lo contrario, la alimentación es cualitativamente deficiente en la mayoría de los países desarrollados. Si nuestro cuerpo recibe todo lo que necesita tenderá a funcionar correctamente. Siempre y cuando la psiquis se lo permita.
9.- Deficiente oxigenación. No me cabe duda que es ésta una causa principal de lesión tisular. Respiramos poco y mal, hacemos poco ejercicio, en consecuencia nuestros tejidos reciben poco oxígeno durante muchos años. Hablo de pequeñas deficiencias sostenidas en el tiempo, por supuesto. Las células cancerosas son especialistas en desarrollarse en medios con poco oxígeno. En realidad no suelen necesitar oxígeno para nada. Sin embargo todas las células normales de nuestro cuerpo tienen un metabolismo aeróbico (necesitan el oxígeno para producir energía). Un mal aporte crónico de oxígeno a los tejidos (por niveles de oxígeno bajos o deficiencia en su transporte y distribución) puede favorecer la aparición de alguna célula capaz de un metabolismo anaeróbico (sin oxígeno) y, como esto no es normal en nuestro cuerpo, perderá contacto con el orden establecido. Puede parecer una manera ingenua de explicar la génesis de un cáncer pero no me cabe duda acerca del papel de la hipoxia tisular crónica (mal suministro de oxígeno a un tejido) en el cáncer.
10.- Una mala relación sodio-potasio. El exceso de sodio en nuestra dieta (la sal común es la principal responsable) es lo que suele determinar un deficiente balance sodio-potasio. El sodio, normalmente, debe encontrarse en mayor proporción en el medio extracelular mientras que el potasio se ubica, preferentemente, en el interior de las células. El aumento de sodio en el interior de las células conlleva una excesiva absorción de agua por parte de éstas. Las células con exceso de sodio retienen agua y se "balonizan", o sea, se deforman. Esta deformación celular puede determinar un déficit funcional. Las células inchadas por el exceso de agua retenido en su citoplasma tienen más probabilidades de alterarse lo suficiente como para no responder al orden general del cuerpo. De esta manera es más fácil que sufran esa "locura celular" que llamamos cáncer.
Afortunadamente es muy fácil evitar este desequilibrio. Basta con no excedernos en el consumo de sal (piense que hay muchos alimentos con gran cantidad de sodio aunque no se les añada sal) y hacer predominar en nuestra dieta alimentos que proporcionen buenas cantidades de potasio.
[Aquí hay un artículo muy práctico sobre el equilibrio sodio-potasio].
11.- Exceso de ácidos en el medio extracelular. Demasiados alimentos ácido-reactivos (carne, pescado, cereales...), pocos alimentos alcalino-reactivos (verduras, frutas...), pobre oxigenación, vida sedentaria, beber poca agua, estrés y emociones negativas son las principales causas que provocan una excesiva proliferación de ácidos en el medio extracelular.
En esas condiciones las células de los tejidos hacen pasar los ácidos a su interior para tratar de neutralizarlos. En este proceso han de expulsar, necesariamente, al exterior preciosas moléculas de potasio.
Si no se corrige la situación el exceso ácido las perjudica produciéndoles lesiones irreversibles. El desequilibrio del potasio intracelular cierra el círculo (véase el punto anterior).
[Aquí hay un práctico artículo sobre el equilibrio ácido-alcalino].
Así llegamos a una situación bioquímica que favorece el desarrollo del cáncer.
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